Marjorie Ávila pintó desde jóven bajo la enseñanza de artistas como el guatemalteco Roberto Cabrera, con quien “aprendió haciendo” sobre teoría de las diferentes técnicas del siglo XX y XXI.
A pesar de ser prematura en las artes decidió estudiar derecho para luego, inevitablemente, volver al mundo del canvas con una maestría en artes y otra en sociedad y cultura.
“Estando estudiando sentí la necesidad de hacer algo más, y por medio de una compañera del PIAM me contacté y empecé el curso con las técnicas que aprendí estando jóven, que se prestaban para grupos heterogéneos” mencionó Ávila.
Conforme el curso de técnicas de pintura fue creciendo se fue transformando, una vez que Marjorie Ávila asume el puesto de la dirección de posgrado en el 2012, su lugar queda a cargo de Carlos Badilla.
El aumento de la demanda en matrícula forzó cambios en la oferta y junto con Badilla se tomó la decisión de dar el curso de dos partes, añadiendo profundidad al proceso de aprendizaje.
“La idea era que al finalizar el curso manejaran un lenguaje común con respecto a la pintura, ya estando a un nivel en la que pueden desarrollar una fase más personalizada que vendría con el taller “Trazos: arte, vida y comunidad” en el que más bien buscamos que cada persona profundice en lo que aprendió orientado en una búsqueda histórica y pictórica personal” explicó Badilla.
Actualmente los estudiantes del taller desarrollan obras originales pensadas desde su creatividad y a partir de investigaciones pictóricas referenciales.
La exposición, realizada el 16 y 17 de noviembre de 2017, mostró el desarrollo de este proceso incluyendo obras de estudiantes del actual taller de pintura y de sus predecesores, quienes compartieron aulas con la homenajeada.
Arte para todos, arte para sanar
La arteterapia ha tenido un despegue abismal en los últimos años, el color, las texturas, la concentración y la creatividad desarrollada parecer tener efectos sanadores en las personas.
“La pintura tiene grandes beneficios en la motora fina y en procesos cerebrales que se inician al conceptualizar una obra porque los procesos creativos ejercitan la memoria” agregó Badilla.
Un ejemplo de esto es una de las expositoras y actual participante del taller de pintura quién por una operación por cáncer le imposibilitaron su brazo derecho.
“Estaba un poco triste, pero el profesor me dijo que intentara con el izquierdo. Yo pensé que iba a ser imposible pero adapté la técnica empezando con trapo, luego con espátula, con dedos, cuchillos de cocina... hasta ya poder manipular el pincel” contó.
Los cuadros pintados por ella tienen inspiración en investigaciones hechas por el grupo caifanes para su disco “El equilibrio del jaguar”, relacionadas con comunidades indígenas montañas y leyendas.
“Mis otros cuadros de hoy son realismo, porque a veces necesito descansar un poco el brazo y la pintada en realismo es más suave” agregó la estudiante.
La homenajeada, Marjorie Ávila, toma el ejemplo de quienes fueron sus estudiantes y de los actuales participantes del taller de pintura para invitar a más adultos mayores a involucrarse en el arte.
“Quienes llegan a la clase buscan algo más, ese impulso hace que el aprendizaje se mueva y aprovechen la madurez que tienen en sus años. Aunque sientan que no pueden pintar, yo los insto a acercarse, para eso estamos los profesores, cualquiera se puede integrar” comentó Ávila.
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La actividad se realizó en la sala de exposiciones de la Escuela de Arquitectura